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“Me gusta el vino tanto como las flores”

  • AG
  • 12 abr 2020
  • 3 Min. de lectura

Asociaciones en torno a las flores y su belleza


1. Tumba de Charles Baudelaire, cementerio de Montparnasse, París. (Marco Bonilla, 2017)

Disfruto ver las flores, en el paisaje camino a casa, en una vereda, en el mercado, en la esquina del señor que las vende por docena, por eso las quiero siempre conmigo. Me gusta tenerlas cerca, en una mesa, en el escritorio. Verlas con su vestido de color que pinta el lugar en el que estoy conforme pasa la luz del día y si son blancas ellas se mimetizan.



2. Flores y cielo en Atlixco, Claveles, Flor de Almendro (2020)


Hoy les quiero contar sobre las asociaciones en torno a las flores cuya sinfonía de cualidades emanan encanto con el hecho de estar y ser.

Alguien que me ha ayudado a encontrar ese lenguaje para detectar el aura que despiden es Charles Baudelaire, sé que es referencia de muchos, pero ¿Cómo no mencionarlo una y otra vez? Él es poeta francés (1821-1867) para ser más exactos, parisino. Además fue ensayista, traductor (de un grande Edgar Allan Poe) y crítico de arte por lo que incide e impulsa el futuro de artistas como Manet y Delacroixe.

Discordancia existencial, efecto de su legado conservador, práctica religiosa, muerte de su padre que lo conducen a una serie de excesos y a la conducta de un cuerpo libre que decidió existir como si fuera el último día, por lo que desarrolló una hipersensibilidad posterior a su cualidad innata, con el alma alerta del acontecimiento en distintos estratos sociales tejió con la naturaleza el mundo que habitaba en su corazón desde pequeño: El horror y el éxtasis.

3. Baudelaire (Nadar, 1855)

Las flores del mal la he traído aquí porque además de ser su obra máxima publicada en 1857, cosecha de su actividad como escritor desde sus inicios hasta 1840, es punto de inflexión en la concepción artística de esa época, semillas de un apasionado, flâneur, disruptor, dan luz a un ramillete de relatos cuya narración replantea el concepto de belleza, cuyo velo es tan provocador y contradictorio como la cotidianeidad, he aquí que Baudelaire me permita deshojar para después desdoblar cada una de las esencias que espiran las flores que encuentro en mi camino.

"La aurora tiritante, vestida de rosa y verde, Avanzaba lentamente sobre el Sena desierto, Y la sombra de París, frotándose los ojos..." (Fragmento del Crepúsculo Matutino, en Las Flores del Mal)

De igual modo me hacen recordarlas los motivos de Cecil Kennedy, pintor británico nacido en 1905, cuyo pincel delinea flores muy detalladas cuya perfección limitada por la unilateralidad, refleja su existencia tal cual botánico la registraría en un códice, si en cierta forma es una pintura sumamente realista, añade a sus cuerpos la cándida luz que conforma el espacio y la espontaneidad de una vida, los insectos. Tan etéreas se presentan frescas en un recipiente para dar corta existencia a un momento de fiesta, estancia o predicación. Ilustrar lo sublime de una imagen artística es para mí, tener una flor en mi más preciado rincón, la mesa.


4. Obra de Cecil Kennedy (1905-1997)


Porque como canta Facundo Cabral (1992), "me gusta el vino tanto como las flores", les comparto el vino de esta semana. Aunque muchos de los vinos que bebemos, en efecto tienen notas florales, éste para mí es un estandarte porque fue de los primeros vinos que al beber me remitieron a la figura de una flor, la lavanda.


5. Campos de lavanda en la Provenza. (N/A, 2019)

Se trata de los vinos de la Provenza, zona del sur de Francia cuyos sistemas montañosos y su cercanía al Mar Mediterraneo confieren condiciones físicas idóneas para el crecimiento de la vid, además de sus preciados campos de lavanda que tan iridiscentes son símbolo universal para los amantes del vino. El 90% de la producción de esta región corresponde a vino rosado.

Como acotación histórica, quiero recordarles que el proceso del vino rosado tiene origen en Marsella, aproximadamente siglo VI a.C., las uvas eran prensadas y procesadas muy rápido, lo que generaba un color más claro que el habitual tinto que conocemos, los romanos al tomar el control de esta comunidad en el siglo II a.C. lo encuentran atractivo y su proceso es difundido a lo largo del Imperio Romano. Actualmente encabeza la lista de deseos de muchos comensales, no necesariamente los más quisquillosos, por lo que es bienvenido en cualquier charla.

La sugerencia es un rosado cuya Apelación de Origen es Côtes de Provence, este caldo es especialmente orgánico, color rosa claro con destellos plata, blend de Grenache, Cinsault, Syrah. Notas frutales como el durazno, la lima, y florales como la lavanda y el jazmín. En boca sumamente expresivo, acidez perspicaz que seduce, fresco y equilibrado que confirma la mineralidad de la tierra donde creció. Apuesta victoriosa con ensaladas y ceviches, o moluscos y quesos frescos, espero que la figura de una flor emane en tu segundo o tercer sorbo. Recuerda que cualquier vino se juzga después del primero, ¡Salud!


6. Vino rosado AOC Côtes de Provence

 
 
 

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