Las termas (2/3)
- AG
- 24 may 2020
- 2 Min. de lectura

El segundo eslabón de esta historia afectiva que he partido en tres, es una obra de origen inglés. Para recapitular, quiero mencionar nuevamente el pretexto, Natsume Soseki en su libro Soy un gato (1905), el hilo conductor: Las termas.
La costumbre favorita es una obra realizada por Lawrence Alma Tadema en 1909, (1836-1912) su composición proviene de una reconstrucción de hechos históricos que el artista hilvanó mediante fotografías efecto de sus apuntes de viaje. Este encuadre además de introducirnos a la espacialidad de las termas romanas y la contemplación como canal para la curación del cuerpo, es la liga que utilizo para objetar en la tensión de las fuerzas, cómo la cultura occidental representó una amenaza
para Japón mientras que los artistas de occidente encontraron una oportunidad en la actividad de oriente.
Al nacer el Romanticismo en Europa, se enciende una luz que ilumina el mundo oriental el cual baña cada uno de los rincones del arte occidental, adquiere tanto brillo que sus reflejos perduraron hasta una vez terminado el movimiento (S. XVIII y XIX).
Tal fascinación artística encontró otros caminos de expresión de mayor especificidad, por ejemplo, de orden arqueológico, detectado en pintores ingleses como Tadema, cual labor fue altamente valorado no solo por sus cualidades estéticas sino por una consumación historiográfica de textiles, hechuras, texturas y detalles arquitectónicos que atendían perfectamente a la época antigua.
Alma Tadema, se obsesionó por el Clasicismo en un lapso de tiempo en el que mayoritariamente existía la ofuscación por la Revolución Industrial; él decidió bajarse del tren y hacer una pausa, contemplar para nutrir la cristalización de sus imágenes.
Esta escena es el relato de los baños de Stabian, revelados al mundo en 1824. Reconstruyó con mayor suntuosidad que los originales, fue consciente de su habilidad para reproducir el mármol.
En el primer plano se observa una estancia que era llamada Frigidarium, lugar donde terminaba el ritual del baño romano, acto que iniciaba en el Tepidarium, espacio tibio cuya temperatura aumentaba por un sistema de calefacción subterráneo, para posteriormente pasar a otro con temperatura y humedad mucho más alta, el Caldarium.
La representación de este acontecimiento se asocia con el arte japonés por el uso de recursos como la monocromía, el acento floral, elemento de contemplación presente en la mayoría de sus lienzos con el que imprime la belleza femenina como efímera al adherir a la figura occidental la precisión y simplicidad que distingue el trazo de
oriente.
Las flores también confieren la relación humana-naturaleza para la creación del fenómeno organoléptico en el espacio: Presencia de temperatura, sensaciones y aromas, levedad del ser que rinde culto y envuelve un rito…
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