- AG
- 29 mar 2020
- 5 Min. de lectura
Actualizado: 29 mar 2020
Disfruto leer y construir las imágenes que relatan una historia, suponer los detalles, cómo la luz afecta los objetos, su color y cómo éste pinta las paredes de la atmósfera. Esos relatos son los que captan mi atención, cuya cantidad de palabras atrapan no solo el cuerpo sino el espíritu.
Terminé de leer un libro que me conmovió, justo por esa narración proveniente de Philippe Lançon, periodista francés quien presenció un atentado en contra del semanario satírico Charlie Hebdo, donde escribía, fue herido el 7 de enero del 2015 en París; una pareja de yihadistas al grito de "¡Alah es el más grande!" dio fuego a 23 personas, de las cuales 12 murieron. Ésta es la historia del renacimiento de Lançon.

1. La Danza. (Matisse, 1910). Referencia de Cómo se encontraban los cuerpos después del atentado.
Conforme iba leyendo, sus letras me envolvían, fueron tan terso paño que no había noche que no necesitara escuchar su voz. Traté de elaborar una idea de él, profundicé en su capacidad descriptiva y la conecté inmediatamente con su formación como cronista, posteriormente en su capacidad de asombro y gratitud por cada individuo que hilvanaba su nueva hechura, se da a conocer a través de las personas con las que convive además de las que solo habitan en él como recuerdo vivo:

2. Philippe Lançon
“Cuando la veía, tenía siempre la impresión de ser un pájaro de su parvada y de volver al nido del que, por imprudencia o descuido, me había caído”
Su circunstancia de la reconstrucción facial y sus 18 intervenciones quirúrgicas debido al boquete que le dejó una bala aquel día, lo convierten en un tejido parlante que escribe sinnúmero de impresiones corpóreas para concientizar sobre el atasco de sensaciones incompresibles, de las cuales no siempre somos amos, es verdad que los deseos son sirvientes del cuerpo pero, ¿Y cuándo toman vida propia?.

3. Los Inválidos. 1670. Recuperación de Philippe Lançon. Conversaciones sobre el espacio.
El cómo aísla las percepciones es subersivo, coloca en lugar primero la fragilidad del cuerpo y sus sensaciones, cuya fuente, los sentidos, son vitales alimento de una imaginación capaz de superar el acontecimiento. He citado algunas de sus consideraciones sobre los sentidos en El Colgajo (2019):
El tacto. "Todo mi cuerpo se convertía en mandíbula”
El gusto. “De esa galleta excepcional, la primera y la última que tomé conservo todavía el olor y un ligero regusto a mantequilla”
El olfato. “(…) Repitió la misma operación vertiendo café, un café muy cargado, a la cubana y con ese olor bendito que parecía salir de las calles de La Habana (…), me pareció que recuperaba por primera vez uno de los sentidos que creía haber perdido”
El oído. “El sonido de la vieja grabación iba adueñándose de la sala de operaciones y de mi cuerpo. Noté los pinchazos y me concentré en la música de aquel hombre, Bach, del que a cada día que pasaba tenía más la impresión de que me había salvado la vida”.
El de la vista lo he dejado al final porque quisiera concluir con algo que no puede faltar en este blog:
“… en uno de los dos armarios estrechos cuyo rojo burdeos me relajaba y me transmitía seguridad”
Cuando terminé de leer este renglón fue imposible no hacerlo mío, el autor que me abrigaba, se relajaba ante el color de un vino cuya región es mi favorita. ¿Han encontrado tanta similitud en una obra de arte? Espero que sí.
El vino de Burdeos es mi preferido, mi paladar lo encontró agradable hace ya algunos años y existe una gran justificación detrás.
Primero que nada, su posición geográfica es privilegiada, a nivel general, es una zona que está influenciada por el clima del Atlántico, particularmente sus viñedos se encuentran abrazados por el río La Gironda, el cual es un cuerpo de largas extremidades que ilumina sus territorios para dotarlos de frescura lo que permite maduraciones lentas que confieren a la uva elegancia y gran complejidad.

4. Vista de viñedos y río La Gironda.
En Burdeos nace el mayor número de grandes vinos para el mundo, con vides de más de 2,000 años de edad en una extensión estimada de 123,000 Hectáreas.
El emblema del vino de Burdeos es el château, que no son mas que fincas dedicadas exclusivamente a la viticultura, anteriormente sí existían castillos en los que vivía el propietario del viñedo, pero hoy las vides del propietario no tienen que estar dentro de una misma parcela, el tamaño de la explotación puede variar y la viña ser una o estar constituida por parcelas diseminadas debido a que la topografía es muy accidentada por lo que su configuración es muy compleja.
Mi consentido de este relato Bordelesco es producido en Médoc, el cual se caracteriza por su raza y complejidad, este viñedo se divide en AOC Médoc y AOC Haut Médoc, a su vez en denominaciones municipales Saint-Estéphe, Saint-Julien, Pauillac, Margaux, Moulis y Listrac.
No puedo pasar por alto un hecho histórico ligado a esta región, la Clasificación Oficial del Vino de Burdeos efectuada por Napoleón III en 1855, quien para la Exposición Universal de París manda catalogar de acuerdo a su reputación y valor comercial, básicamente esta clasificación da origen a los Crus de Médoc, a pesar de la controversia, es la que actualmente se ocupa.
5. Mapa de Burdeos y sus Apelaciones de Origen.
6. Esquema de mezclas en variedades de uva tinta y blanca en Burdeos.
El carácter de sus vinos se puede distinguir de acuerdo a estas tres zonas: En la orilla izquierda del Gironda se encuentran las denominaciones de origen AOC Sauternes, Barsac, Graves, Pessac-Leognan y Médoc; al este en la orilla derecha se encuentra el Libournais donde se produce AOC Saint Émilion, Pomerol, Fronsac y Bourgeais y Blayais; entre los dos valles se extiende AOC Entre-deux-Mers.

7. El bar del Folies Bergére. (Manet, 1882). Referencia de Mirada.
Tan genérico el rojo burdeos de Philippe y tan particular se convierte el color cuando lo anclas a una referencia, a una pintura “El bar del Folies Bergére” de Manet para describir una mirada perdida, a un nogal para describir la proyección de la luz sobre un plano, a una mano para expresar que tu vida pende de ella.
Podría seguir enlistando las asociaciones presentes en este librazo, sin embargo lo que me parece tan valioso es el constante proceso de selección y asociación para el dominio de una fuerza natural, me gustaría nombrarlo Domesticación de los Sentidos, que para ponerlo en práctica les dejo mi recomendación semanal de un vino de Médoc, sin embargo, no olviden que el mejor vino es el que más te gusta:

Blend 65% Merlot, 25% Cabernet Sauvignon, 10% de Cabernet Franc y Petit Verdot. Vino goloso, con mucha presencia de fruta como la cereza y la ciruela negra, entre sus notas a madera están el clavo, la vainilla, pimienta, nuez moscada, aunque es un vino complejo, su ataque es angelical y fresco, taninos intensos y agradables que provienen del buen proceso de vinificación y guarda en barrica de roble. Debido a su robustez y condición alcoholica lo sugiero con quesos maduros, carnes rojas y de caza, ¿Te atreves?